jueves, 29 de diciembre de 2011

La melancolía de la literatura

Entonces me dije: Intenta escribir algo
alegre,
algo reconfortante,
algo que pueda ayudar a una persona
que tiene cáncer o a la que ha atropellado un auto

Me puse a pensar
estuve pensando una tarde entera

y no se me ocurrió nada alegre
o estimulante

Esto es lo que les debió pasar a Shakespeare
y a Dostoievski,
a Proust y a Kafka

por eso la gente no lee
Sólo leen los deprimidos,
para confirmar su depresión.
(Cristina Peri Rossi)

Desconfio


Desconfío de los ateos que endiosan la duda,
De las putas que hablan de amor,
De los poetas que se amontonan en la ducha,
De las noches frías sin vos.
Desconfío de las rubias de televisión,
Del chicle en los caramelos,
De mi voz tan lejos de tu voz,
De las madrugadas sin Kafka en los aeropuertos.
Desconfío de las mesas con manteles,
De los artistas ahorcados con corbata,
Desconfío de las habitaciones de hoteles,
De la bendición en cheque del Papa.
Desconfío de las velas apagadas,
De los cisnes que no se quieren besar,
De mi boca con tantos besos en jaula,
Esos besos que te quiero dar.
Desconfío de mi cama si no abraza tu espalda,
De los truenos cuando afuera ya no llueve,
Desconfío de los trenes con paraguas,
De las agujas que inyectan y no duele.
Desconfío de los parches del corazón,
De la soledad que viene a visitarme,

Del amanecer tan sucio en el ascensor,
De mis ojos cuando no pueden desnudarte.
Desconfío de las enciclopedias en el congreso,
De los mártires que se vendieron al azar,
De los alcaldes que pretenden mandarte preso,
Por pintar en una pared un Rembrandt.
Desconfío de L´Oreal que aterriza en tus ojos,
De los museos con alarmas en las ventanas,
De los años que duran un segundo,
Insisto, de mis manos lejos de tu espalda.
Desconfío del amor sin estrías,
Que a la larga es el único real,
De las chapas de las puertas que nos miran,
Sin saber bien por qué.
Desconfío ya de los amigos borrachos de los bares,
Del taburete color ciruela del café,
Desconfío siempre y nunca de todos mis males,
De que no te dé por quererme querer.

Desconfío de los callejones alumbrados,
Del amanecer que no es en tu pecho,
De todos los dogmas y de las caricias de gatos,
De esta boca cuando no está anclada a tus besos.
Desconfío del brasier si no es en tu corazón,
De las amapolas si no están en tu pelo,
Si no es cuna para tu cuerpo, desconfío del colchón,
De la noche que muy bien conoce todos mis miedos.
Desconfío de las banderas feministas,
Del sol si no se asoma por los ojos de tu ventana,
De los retrovisores del alma que siempre nos miran,
Insisto, de mis manos lejos de tu espalda.


Miguel Alavalcívar

Podría perfectamente suprimirte de mi vida

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas,
no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por las calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti,
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.
Darío Jaramillo Agudelo.